Estudio creativo dedicado a la consultoría estratégica de marca, el diseño, el Marketing y la comunicación, especializado en el sector del vino, la alimentación y la gastronomía.

Shrinkflation: cuando el branding también tiene que lidiar con porciones más pequeñas

(y por qué será una de las tendencias que podrás ver en nuestro próximo informe)

Si te has pasado estos días por algún lineal lo habrás visto… Pillas un turrón, este de arroz hinchado, qué rico… Lo coges y de repente.. ¡ALEHOP! ¡Se ha vuelto más delgado!

Bueno, vamos a la sección de pizzas, coges una y también ves que ha disminuido… Coges un Bollycao y recuerdas que con aquello merendabas y ahora te tienes que comprar dos… Vas al Kentucky, te pillas una hamburguesa que en la foto parece enorme y resulta que tiene el tamaño de una galleta María de los años 80…

Y así..

No, no es que el mundo sea cada vez más diminuto. Se llama shrinkflation.

Este fenómeno —reducir la cantidad de producto manteniendo el precio— se ha convertido en una estrategia habitual para combatir una inflación que continúa presionando al sector alimentario. Y aunque pueda parecer una maniobra sutil, tiene un impacto enorme en cómo los consumidores perciben las marcas, especialmente en el sector de la alimentación los consumidores comienzan a ver cómo la promesa de las marcas se desvanece a través de porciones cada vez más pequeñas.

 

¿Por qué es tan relevante para el branding?

 

Pues porque el envase, la experiencia y la coherencia son parte del contrato emocional que una marca firma con su consumidor.

Cuando reduces la cantidad sin explicarlo, ese contrato se resquebraja. La marca pierde transparencia, autenticidad y confianza. Y la confianza, en gastronomía, es oro líquido.

Es algo que llegará y el primero que lo haga, será quién genere valor. Ser honestos, explicar lo que ocurre y exponer como un mensaje de venta una debilidad ya por todos percibida. O lo hacemos más pequeño, o aumentamos el precio.

Es decir, compensar el ruido que generan estas tácticas opacas con propuestas más claras, honestas y llenas de propósito.

¿Cómo reaccionan los consumidores?

El consumidor actual no es ingenuo. Compara, comenta, comparte. La shrinkflation se viraliza, se señala y se critica. Y cuando ocurre, el aprendizaje para las marcas es evidente:

La percepción de valor no puede sostenerse solo en el precio. Debe sostenerse en el relato, en la experiencia y en la coherencia.

¿Qué pueden hacer las marcas?

En Veintemillas vemos tres caminos claros:

  • 1. Ser honestas y comunicar desde la verdad

Explicar decisiones difíciles construye más reputación que esconderlas. El primero que tenga el valor de decirlo va a ser, sin duda, el que mejor percepción generará en su público objetivo.

  • 2. Apostar por un Storytelling sólido como valor añadido

Si eres el más flojo de la clase, más te vale tener labia… Si el producto no puede ser “más”, la marca debe serlo.

  • 3. Elevar la experiencia global

Contenido, horizontalidad, cultura… El consumidor ya no compra solo un “producto”: compra un universo.

Fotografía: Alastair Grant/AP

Conclusión

 

La shrinkflation no es solo un fenómeno económico: es un desafío estratégico.
Obliga a las marcas del sector gastro y del vino a preguntarse qué valor están ofreciendo realmente y cómo quieren relacionarse con un consumidor cada vez más atento y crítico.

Y para quienes trabajamos en branding gastronómico, es también una oportunidad:
la oportunidad de construir marcas más honestas, más valientes y más preparadas para un futuro donde no basta con vender… hay que conectar.