Desde la Puebla de Almoradiel, provincia de Toledo (casi limítrofe con Cuenca), Tomas Torresano hace sus vinos a paso lento y con un conocimiento autodidacta que asusta por la rapidez con la que ha sido capaz de aprender y por la calidad de todos los vinos que realiza.
Un proyecto en apariencia sencillo de marca personal transformada en empresa que rediseñamos de modo completo, tanto a nivel identitario, como posteriormente en el diseño de sus dos gamas de vino.
Como siempre hacemos cuando arrancamos el proyecto, nos entrevistamos con Tomás en su pueblo y conocimos su entorno para ver exactamente cuáles eran los puntos que le podían definir y tratar de transmitirlos en una marca sólida, durable y que le ayudara en su estrategia comercial y de posicionamiento.
Descubrimos un proyecto completamente horizontal donde el trabajo de campo queda definido en cuatro iconos que diseñamos como transmisores de esos cuatro puntos que definen el trabajo de Tomás: Clima – Naturaleza – Trabajo – Vinificación.
Una letra de gran solidez y rotundidad acompañada de un color rojo de gran viveza como tono principal, aunque siempre con la posibilidad de mutar y transformarse en otro tono y forma inspirados sobre todo por esa personalidad flexible de Tomás, donde cada vino es símbolo de su añada y procesos, pudiendo variar de año en año.