Una etiqueta de vino única para un vino único: Camino

Hoy, como se dice popularmente, vamos a hablar un poco de uno de “nuestro libro” con uno de los últimos proyectos de diseño de etiqueta de vino que hemos realizado en nuestra agencia. El diseño de la etiqueta del vino Camino, de las bodegas Viñas de Aladrén.

Camino es un vino único con una etiqueta única que dificilmente podrá volver a producirse.

Una serie de circunstancias propició el excelente resultado final a través de un proceso de inmersión creativa completo. ¿El objetivo? Explicar en el Packaging del vino un discurso elaborado comunicado del modo más simple posible.

El Briefing nos contaba la historia de un vino muy especial. Un vino que juntaría un Coupage de las variedades Sirah y Merlot, que tras una vendimia y selección muy cuidada, realizarían una primera fermentación alcóholica en tanques de acero, para pasar posteriormente a una lenta crianza de 12 meses en ánforas de arcilla. Un proceso en el que, desde el cuidado de la uva hasta su embotellado, no incorporaría procesos mecánicos o químicos que no fueran estrictamente necesarios para la obtención de un buen vino. Si todo salía bien, el resultado serían poco menos de 300 botellas de un vino, como decimos, irrepetible.

Tras analizar bien el Briefing y conocer la historia y los antecedentes de la bodega, empezamos a trabajar el Naming. La historia, tanto del vino, la familia y la bodega, nos invita a un viaje generacional que culmina en la creación de este vino, con lo que lo tuvimos muy claro tras verificar el registro. El vino debía llamarse Camino. Transmitimos toda esa filosofía en la trasera del vino, redactando un texto que acompañara el texto legal: “Escoger un sendero y trazar los pasos que te lleven a tu destino. Construir tu propio camino paso a paso y a tu manera, porque lo importante no es llegar, sino disfrutar del viaje que has emprendido”.

Dada la simplicidad del proceso del vino quisimos que el diseño de la etiqueta transmitiera esos valores en su parte gráfica. Desde un inicio jugamos con la idea de un diseño minimalista en el que planteamos un recorrido vertical por la botella y su etiqueta, marcando un camino en forma de linea. Iba a ser un vino elegante y exclusivo, con lo que un diseño mínimo con una elección de colores mínima fue lo adecuado.

Necesitábamos dotar al vino de una mayor de exclusividad, y fue cuando, en una de las visitas al viñedo, vimos el color rojizo de la tierra que nos dio la idea para completar el diseño. Completaríamos el diseño de la etiqueta de vino creando un pigmento especial con la tierra donde nacen las viñas. Dado que eran pocas botellas, el proceso de creación de tinta y el pintado de las etiquetas lo realizaríamos de modo manual.

En nuestro interés por ir más allá, vimos que la tierra del viñedo estaba formada por arcillas con alto contenido en hierro. Los pigmentos con alto contenido en hierro cuentan con una característica, y es que con el paso del tiempo y el contacto con el oxígeno la tinta se oxida, variando en la intensidad de su color y reduciendo el color de su viveza, que pasa de un rojo vivo a un color teja más anaranjado. Sabemos esto gracias a los manuscritos medievales, en los que los colores rojos, que antaño tuvieron una gran viveza, tienen actualmente un color mucho menos intenso. La viveza del vino durante el proceso de guarda de la botella también hace variar su color, lo que nos hizo ver que si mezclábamos ambos conceptos tendríamos en la tinta realizada con la tierra de la etiqueta un perfecto indicador del paso del tiempo del vino, ya que el color de ambos evolucionará del mismo modo.

Para asegurarnos de que el pigmento que realizáramos tuviera la máxima concentración de hierro, hicimos diferentes catas de tierra en las distintas partes del viñedo cuyas hojas ofrecieran, aunque de modo ligero, una clorosis férrica (nueve en total) y con la que obtuvimos el valor más alto en hierro y cobre, creamos el pigmento y posteriormente la tinta.

Una vez obtenida y tras conseguir la proporción exacta para asegurar una buena densidad de la tinta, realizamos el detalle en la etiqueta de vino y posteriormente la cubrimos con un papel delgado en color negro, para preservarla tanto del contacto como del roce entre botellas.

El resultado es una etiqueta de vino que cuenta una historia que no solo refleja el proceso de creación del vino, sino la historia de una familia y una bodega. Un camino que nos lleva desde su parte alta hasta la misma tierra del viñedo, tierra a la que, de algún modo, todos volveremos.

Una etiqueta única para un vino único.

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